No soy de muchas palabras cuando quiero hablar de una película. Prefiero decir dos o tres adjetivos que definan los sentimientos y la actitud que ha dejado en mí la proyección del filme porque tengo miedo de alargar mi verborrea y acabar contándote la película o la cinta. Soy un peligro. Lo único que pretendo, si te gusta el cine, es que hagas una reserva en tu agenda y dediques tiempo para verla. También reconozco que soy un mirón. No solo miro hacia la pantalla, me gusta observar todo lo que hay a mi alrededor. Observo el público que me acompaña, su situación geográfica dentro de la sala, ver cómo está el suelo, apreciar los distintos olores y reflexionar un sinfín de cosas mientras contemplo su proyección.

Para escribir sobre la película La Llamada utilizaré tres palabras: sencilla, fresca y divertida. Y no quiero decir mucho más. Uno, que ha escuchado también la llamada, y que con los años se va como olvidando, desilusionando y abatiéndose, recuerda, se ilusiona y se fortalece con la película de los Javis. Cuando en la sociedad actual los problemas de comunicación son tan grandes resulta casi imposible escuchar una llamada. Oír nuestro nombre fuera del marco familiar parece inviable pues para este mundo de redes sociales somos poco más que un perfil que se asoma a la globalización. Pero Dios habla en lo sencillo, en un campamento, a una niña en el frescor de su vida que vive un divertido campamento. Aunque la historia muestre a las protagonistas como díscolas y revoltosas, enamoradas de la música electro-latina, su actitud les hará escuchar la voz de Dios no en las grandes palabras proféticas, sino en los sentimientos cantados por Whitney Houston. Dios habla. Dios llama. Dios canta. Su visión encarnada como una divinidad de Las Vegas hace graciosa sus apariciones en pantalla. Macarena García, Anna Castillo, Belén Cuesta y Gracia Olayo forman un cuarteto de actrices que bordan la película con sus interpretaciones como religiosas o jóvenes traviesas.

Cuando Dios aparece en la vida de una persona, como le ocurre a María, la protagonista, la vida cambia, y cambia a mejor. Espero que cuando veáis La Llamada, también la escuchéis y salgáis del cine alegres, felices e ilusionados.