Mi puntuación
¿Quieres ver una gran película de ciencia ficción con Matthew McConaughey? Olvídate de esta y ponte a ver Contact.
Antes de que nadie me crucifique, quiero aclarar que soy un amante fanático del género, tanto en cine como en literatura. Entre mis películas favoritas de todos los tiempos se encuentran Gattaca, Minority Report, Desafío Total o Blade Runner. La película que más he disfrutado recientemente es Coherence, una auténtica maravilla low-cost. Mis dos novelas favoritas son El Juego de Ender (trasladada al cine en historia, aunque no en espíritu) y Fundación, que HBO va a llevar a televisión de la mano de Jonathan Nolan, responsable de la historia original y guión de Interstellar. Veremos.
Vamos al lío, y sin spoilers: Interstellar hace muchas cosas muy bien, pero descuida elementos narrativos tan importantes que el resultado final es, a mi modo de ver, decepcionante. El tratamiento de los aspectos científicos está cuidado con un mimo inédito en la historia del cine. El mismísimo Neil deGrasse Tyson (doctor en Astrofrísica y heredero televisivo de Carl Sagan) alaba en varios tuits la precisión y el buen gusto con la que se llevan a la pantalla conceptos tan esquivos como los efectos relativistas, la curvatura del espacio o la geometría multidimensional. El diseño de producción y los efectos son impecables, sobrios y están al servicio de la historia. La música es estupenda. El universo en que nos sumerge es creíble e intrigante.
Con todo este viento a favor, ¿qué ha podido salir mal? Unas cuantas cosas. No conecté a nivel emocional con ningún personaje, salvo los robots. El ritmo de la película me parece terrible: el tono general es muy pausado (algunos la consideran el Solaris de Nolan), que en sí mismo no es algo malo. El problema viene cuando quieren compensarlo metiendo con calzador unas escenas de acción más propias de 007, que a mí personalmente me sacaron por completo de la ficción. Por encima de lo anterior, el guión tiene agujeros imperdonables, y el ya esperado momento ahá de las tramas de Nolan resulta endeble y predecible.
Ahora sí, SUPER SPOILER ALERT.
Los detalles de la trama son barrocos y no se sostienen. Sin ningún orden en particular: si el agujero de gusano lo crean los humanos del futuro y parece que pueden ponerlo cerca de un planeta, ¿por qué hacerlo tan lejos, en Saturno? De todos los pasados con los que puede comunicar el agujero negro, ¿por qué precisamente ese, con una niña, y no con el Profesor Brand 20 ó 30 años antes? ¿Por qué desde la parte trasera de una librería, nada menos? ¿Cómo es posible que la delicada perturbación gravitacional de la manecilla del reloj perdure después de que Murph lo coja y se lo lleve? ¿Qué es eso de que el amor es un vínculo cuantificable que trasciende las dimensiones? ¿Cómo es que no detectan antes de bajar a la superficie unas olas de semejante magnitud y frecuencia? ¿Qué necesidad había de toda la trama relacionada con el absurdamente incoherente Matt Damon, más allá de alargar la película 45 minutos? ¿Cómo un ex-piloto de jets se convierte instantáneamente en el más virtuoso piloto espacial de todos los tiempos? ¿Hay una historia de amor entre McConaughey y Hathaway? Porque yo diría que no, pero al final pensé que me había perdido algo. ¿Por qué McConaughey hace caso a todos los mensajes del fantasma excepto el de «quédate», pero luego se empeña frenéticamente en repetirlo como un mono, sin añadir un «soy papá»? Sí, ya sé que tenemos la conveniente voz del robot por la radio, dando voz al guionista y explicándonos las reglas: «No estamos aquí para cambiar el pasado». Y, pese a todo, 20 años después Jessica Chastain regresa a una habitación que nadie ha vuelto a tocar en todo este tiempo y tiene una epifanía: «es papá».
FIN DEL SPOILER ALERT.
Teniendo todo esto en cuenta, me cuesta reducir mi valoración a un número. Por un lado quiero reconocer el amor por la ciencia que se ha puesto en esta película. Con los tiempos que corren y los recortes en investigación espacial, necesitamos más niños que sueñen con el espacio y orienten hacia él sus futuros profesionales. Por otro lado, no puedo olvidar que estoy valorando una película, una historia, y que todo este despliegue de medios y creatividad se cae al suelo cuando falla el cimiento sólido de un guión sin fisuras.
Una sola cosa le pido a Jonathan Nolan: que respete la joya literaria de Asimov cuando adapte la saga de Fundación. Ya ha demostrado ser un guionista brillante en Memento y El Caballero Oscuro. Esperemos que reencuentre su camino.