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Hace unas semanas se estrenó una película que tenía muchas ganas de ver por dos cosas, su trío protagonista-Steve Carell, Channing Tatum y Mark Ruffalo-; y por ver, entre ellos, cómo una vez más, Carell, aparte de provocarnos carcajadas en comedias más estandarizadas y comerciales como “Virgen a los 40”, nos demuestra que un cómico puede ser un actor completo por su versatilidad con joyitas como “Pequeña Miss Sunshine”, comedias más maduras como “Crazy Stupid love”, su muestra de talento en “The Office”, y ahora encarnando un personaje de lo más turbio en “Foxcatcher”.
Este film dirigido por Bennet Miller (nominado a mejor director en la pasada edición de los Oscar) que ya nos demostró que sabía narrar bastante bien en «Capote» y “Moneyball” y sacar gran partido de sus actores, cuenta la historia real de Mark Schultz (Channing Tatum), un medallista de lucha que aspira a lo más alto, hermano de una gran leyenda de la misma, Dave Schultz (Mark Ruffalo), y que cae en las manos de un rico heredero, John Du Pont (Steve Carell), que le promete el éxito máximo en su carrera deportiva. Se parte de esta base, y hasta aquí puedo contar para no haceros spoiler.
Esta historia retorcida y turbadora, sin duda, merece la pena ser vista por el trío protagonista, un Channing Tatum que demuestra una vez más que no sólo es una cara y cuerpo bonitos, si no que es un actor de una sensibilidad extrema y hace fácil lo difícil, una interpretación sin aspavientos, contenida y de una gran carga emocional interior que Tatum asume de manera magistral, una injusticia que no haya sido reconocido en los pasados Oscar con una nominación como sí tuvieron sus compañeros, Ruffalo y Carell.
El gran Mark Ruffalo, como siempre, es un alarde de verdad, organicidad, de saber hacer, de generosidad, y sin duda, es parte fundamental para que Tatum y Carell brillen. Mark Ruffalo debe ser el compañero perfecto por eso, por lo que mencionábamos antes de que siempre hace que el otro luzca al igual que él. Un actor todoterreno que brilla tanto en grandes superproducciones como “Los Vengadores”; y en cine independiente como “Olvídate de mí” o “Los chicos están bien”. Inexplicable que todavía no tenga un Oscar.
Y qué vamos a decir del gran Steve Carell, otra de mis debilidades, un actor inteligente, intuitivo y a la vez de gran técnica. Con su inquietante interpretación de John Du Pont, consigue hasta darnos miedo con sólo una mirada, sin sobreactuación alguna, y poniendo la caracterización a su servicio y no al contrario. En ningún momento su interpretación se ve disfrazada por la caracterización ni cae en maniqueísmos ni efectos facilones para llevar a cabo su personaje, un personaje en el que lo más fácil hubiera sido caer en un caricatura, en un estereotipo, pero Carell con gran pulso y contención, se adentra en la mente de este ser con una solidez impactante.
Como siempre, recomendar que, si se puede, se visione la película en versión original, para apreciar en su plenitud interpretaciones, en este caso, soberbias y en las cuales la voz –siempre vital en la composición de un personaje- posee más importancia todavía.
Respecto a la dirección de Bennet Miller, decir que con mano firme y sin caer en un morbo excesivo y explícito, consigue adentrarnos en una historia que desemboca en una auténtica pesadilla sin efectismos baratos, y con gran sensibilidad.
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