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Cuando planteaba escribir esta crítica sobre “La Teoría del Todo”, film dirigido por James Marsh, cuya obra predecesora es una auténtica joya del cine documental, “Man on wire”, el paseo que Philippe Petit realizó en 1974 entre la Torres Gemelas de Nueva York, me dije “Qué pena que este biopic sobre Stephen Hawking no obtenga el mismo resultado pese al paralelismo de historias de superación que refleja el director en ambos films”.

Y así es, “La Teoría de todo”, es un biopic más, tal vez su parecido más razonable sea el de “Una mente maravillosa” de Ron Howard. Como siempre ocurre con personalidades tan apasionantes como la de Hawking, se centra más en abarcar una extremada sensiblería y tono amable y blanco pasando por alto los episodios más apasionantes y ambiguos de la historia del brillante físico.

El gran homenaje que merece más por su impagable ejemplo de fuerza vital y superación que por todo lo demás se lo ofrece el trabajo interpretativo magistral de Eddie Redmayne. Y que no se entienda que  desmerezco, en absoluto, sus méritos  en el campo de la astrofísica, pero sí es cierto que su muestra de coraje, valentía, esfuerzo, ganas de vivir en definitiva, genera una ola de esperanza extraordinaria en el que deben verse reflejadas personas en una situación parecida; y el resto, esos que siempre nos quejamos de sandeces varias, nos miremos desde fuera, demos un paseo y demos gracias sólo por eso, por poder andar, hablar, alimentarnos…

Y es que mira que Keaton en Birdman está de diez, mira que a mí esto de premiar a los actores por biopics me resulta facilón y nunca me ha parecido muy justo porque siempre se pone la misma excusa de siempre, parece que a los actores sólo se les premia cuando sus personajes están enfermos, en fase terminal o el cambio físico al que se someten es tan brutal que, se supone, hay que premiarlo; pero la interpretación de Eddie Redmayne en esta película es MEMORABLE y derrumba los clichés interpretativos, se merece el Oscar sí o sí, sería injusto que no se lo dieran. Es tremendamente difícil interpretar a un personaje cuya decadencia física merma progresivamente y hacerlo creíble no, lo siguiente.

El visionado de esta película merece la pena por Hawking, por Redmayne y por Felicity Jones, otra grandísima interpretación, pero está claro que a Julianne Moore le deben varios Oscar y éste es su año, la cual brilla siempre pese a que “Siempre Alice” no sea de mis interpretaciones favoritas por lo que mencionaba antes respecto a este tipo de interpretaciones, pero lo dicho, la Academia se lo debe, y no sólo un Oscar. Y este año esa deuda va en detrimento de una Felicity Jones, EXQUISITA, un deleite saborear cada movimiento y gesto de su personaje.

En definitiva, “La Teoría del Todo” una historia de superación a tomar en cuenta por todos, con dos interpretaciones magistrales.